top of page

LO DEJÉ SIENDO ORUGA... Y ME ENCONTRARÁ DE MARIPOSA.

  • Foto del escritor: De Lágrimas a Canciones
    De Lágrimas a Canciones
  • 14 ene
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 14 ene

¡¡HERMANA!! ¿¿QUÉ CREES?


Me dijeron que pronto tendría que romper el contacto cero con él, que por temas legales y asuntos meramente revictimizantes. Y reconozco que al inicio me paralicé, fue el shock total, como hielo recorriendo cada vena y arteria de mi cuerpo. Después comencé a imaginarme cómo sería romper contacto cero con él, y si… amiga, hermana, comunidad bonita… no saben…


¡ME DETONÓ TODO!


Se activó mi indefensión aprendida (si no sabes que es, escucha el capítulo 3 de mi podcast), empecé a dudar de mi misma a través de la disonancia cognitiva (sip, capítulo 6 del podcast, ahí te explico) y luego se activaron todos esos recuerdos de abuso que aparecían en mi mente a modo de flashbacks, interrumpiendo mis actividades del día a día. Regresé a las pesadillas, contracturas en el cuerpo, sobrecarga de pensamientos intrusivos, y claro, ya te imaginarás… la ansiedad a tope. Obviamente esto me pegó en la neurodivergencia y potenció mi tda al máximo.


“Qué miedo… Qué angustia…Qué injusto y qué difícil”, pensaba.


Esa noche me imaginé cómo sería establecer de nuevo contacto con él. Estaba ahí viéndolo, parado en frente de mi, y yo veía cómo él crecía y yo me hacía chiquita, muy chiquita. Yo perdía el aliento y con éste, perdía mi voz.  Sin duda, la sombra del terror se apoderó de mi imaginación. Pero al salir de la escena, me vi desde fuera, contemplé a esa mujercita que parecía una niñita, de tan chiquita que se hacía, me generó compasión y mucho enojo porque ella no era así antes de conocerlo. Ella no era así antes de él.... y entonces, pensé: ¿y después de él?


“Pero claro! Ahora tampoco soy así!”


Y es que de verdad, ya no soy la de antes. Ya no soy aquella mujer que pedía perdón por algo que no había provocado, porque ahora me he empoderado lo suficiente como para no mendigar amor JAMÁS. Ya no soy aquella mujer que vivía con miedo a ser violentada, porque con todo y todo, logré salir de ahí. Ya no soy esa mujer que justificaba abusos para no volverse loca, porque descubrí que el loco es él, no yo. Y además, ya no soy esa mujer que lloraba en silencio, porque ahora reconozco el valor de mi voz.


Y él… él tampoco es el mismo.


Ay amiga, ¿todas tenemos nuestro momento humilde verdad? JAJAJAJA aquí te cuento el mío... en algún momento, él fue para mi una especie de príncipe azul, un hombre perfecto e intachable, incluso lo pensé como mi salvador en muchos aspectos de mi día a día. Después este sujeto se transformó en mi refugio, mi lugar seguro, mi cobijo, de quien dependían mis emociones, decisiones e ideas. Y así, fue cómo romanticé el secuestro de mi alma. Y es que estando yo secuestrada, lo empoderé, lo hice crecer con cada "acto de amor mío." Que al final, cada acto de amor mío no era más que patadas de ahogado por querer merecer ese amor que tanto se me había prometido al inicio. Y en cada intento y cada esfuerzo… lo engrandecí. Sin darme cuenta, le di el poder de convertirse en un gigante dentro de mi mente, mientras que yo me hacía pequeña, chiquita, indefensa y calladita… Aunque, aclaro, no lo quise así, nunca quise eso. No lo busqué, ni lo merecí. Pero así fue mi actuar, derivado de todas y cada una de aquellas manipulaciones que me persiguieron y atormentaron por años. Y ahora, que he vuelto a ser yo, puedo ver realmente quien es él. No es nadie. Es un pobre hombre, sediento de atención y de aquello que nunca conoció: AMOR. Es un don nadie pues se hace grande porque se sabe chiquito. Como bien lo dice Taylor Swift en una canción… “en todas las medidas de hombre, tú has sido el más chiquito que he conocido”.  


AMIGA! Qué alegría me da reconocer todo esto! Qué paz darme cuenta de que este pequeño, corrijo, pequeñititito y chiquitito “hombre”, es tan poca cosa que no veo por qué volví a sentir miedo. Sentí miedo porque recordé el miedo y lo recordó mi cuerpo también. Justamente, eso es lo que es, solamente un recuerdo. Un recuerdo que hoy por hoy, no significa nada. Porque ese recuerdo lo transformé en un escalón para subir a lo más alto de mis ilusiones y desde ahí lo veo, desde arriba. Qué pena.


Entonces, comunidad bonita, hoy estamos contentas y con una buena y excelente noticia: SOY OTRA. Hoy por hoy, soy yo mi propio lugar seguro. Mi confianza no está puesta en los hombres, sino en Dios que me cuida y guía. Los actos de amor los dirijo a mi propia labor y sentido de vida, hacia mis hijas, hacia la gente que me cuida y quiere; pero sobretodo, hacia mi. Me lleno de toda aquella luz que me fue robada por tantos secos otoños y que hoy brilla en mi corazón como primavera renaciente y nueva. 


Entonces, no. No estoy chiquita. NI SOY CHIQUITA. Porque la mujer que empezó el contacto cero estaba rota, confundida y sola. Hoy, la mujer que posiblemente romperá ese contacto cero es una mujer fuerte, segura y que la acompaña el ejército de sus hermanas. Y no sólo eso… Hoy he recuperado mi voz, mi libre y poderosa voz, misma que ha transformado este camino de dolor en un podcast e incontables tardes de café entre amigas. Esta misma voz es la que me acompaña en la protesta por la búsqueda de justicia en este país que más allá de proteger a las víctimas, a veces parece proteger a los agresores. Esta misma voz fue la que gritó al cielo implorando consuelo; y que ahora, los ángeles, tronos, poderes y potestades, la acompañan en cada canto de alabanza a Dios, en donde, con lágrimas, agradece mi corazón. Y sí, es esta misma voz, la que utilizaré como rugido de leona si este pocos huevos se atreve a hacerle algo a mis hijas. Esta misma voz será la que alzaré en cada mínimo intento de agresión o manipulación. Porque lo conozco, quizás al inicio intentará mantener su máscara de santo, pero tarde o temprano se la quitará, y con todo y máscara yo sé todo lo que oculta y no temo en contarlo. Hoy veo que soy otra, hoy veo todos los recursos y herramientas que he trabajado, hoy veo toda mi red de apoyo (en los cielos y en la tierra), hoy veo todo lo bueno que he sembrado y cosechado… pero lo más importante hermanas: HOY ALZO MI VOZ.


Así que por favor, te lo pido, nunca, NUNCA, te calles un abuso.

NO ESTÁS SOLA.


Logré dejarlo siendo oruga...

Y HOY VUELO CON MIS HERMANAS MARIPOSAS.


Te abrazo! Y ni modo, si toca romper contacto cero, también tocará romper máscaras. 
 
 
 

Comments


bottom of page